Ojalá, dentro del túnel en el que estoy, mis manos encontraran algún hueco de la piedra, que me permitiera salir. Cada no sé cuántos pasos, me voy encontrando ventanas.
En algunas, veo colores, que contrastan con el negro que me envuelve.
En otras, siento olores, que contrastan con el aire viciado que respiro constantemente.
En otras, siento caricias, que contrastan con el frío y angular roce de las piedras.
En otras, oigo pequeñas notas, que parecen llegar volando hasta mí, y casi las puedo ver dibujadas aproximándose a mí... corcheras, semicorcheras.... Todas ellas, contrastan con el sonido de mis torpes pisadas sobre la tierra yerma.
Van pasando las ventanas... de una en una... en diferentes momentos, diferentes días, diferentes meses. Alivíandome por breves instantes de tiempo, de mi habitual caminar.
Y yo sigo con mi andar en mi túnel, anhelando que alguna de esas ventanas sea lo suficientemente grande, para dejarme escapar y no volver. Pero esa ventana no llega.
Y lo peor de todo, es que tengo pánico de encontrarme con alguna puerta. Porque estará cerrada, lo sé. Y también sabré que sólo yo tengo la llave para abrirla... sólo que no soy capaz de encontrarla dentro de mí... y reconocerlo, será aún peor.
Hay tantos caminos, tantas puertas y tantas llaves... y aún no he sido capaz de encontrar la mía...
Sigo andando en mi túnel...
Gnossienne nº 1.