Me encantaría escaparme.
Lejos, más lejos de lo que nadie haya imaginado nunca.
En la mochila me llevaría a toda la gente que amo.
Llegaríamos a una tierra desconocida en la que no existiera el dolor.
Nadie pensaría mal de nadie. No existirían palabras como celos, envidia, sufrimiento, soledad, desilusión.
Esas palabras no tendrían sentido allí así que nadie las habría creado.
Sólo nos amaríamos entre nosotros. Apreciaríamos cada pequeño gesto de nuestro vecino.
Cada pequeña cosa que nos ofreciera. Porque sabríamos que es sincera. Jamás podríamos hacernos daño. Simplemente amor. VIVIRÍAMOS. Sintiendo cada cosa como real. Cada palabra, gesto, acción sería real. No estaría empañada por nuestros miedos internos. Nuestras corazas.
Dejaríamos de estar, por fin, en un mundo podrido.
A veces... en este mundo en el que estamos... sentir que das todo de ti...
hacer las cosas con amor, sinceras desde el corazón...
parece que realmente caen en un pozo vacío...
y realmente hacen que ese pozo oscuro
vaya creciendo en tu interior.