Cuando me da por alzar la vista y ver todo aquello que he recorrido hasta entonces, hay momentos en los que me da por reír y asentir con la cabeza...
Creo que soy yo la que reuno fuerzas cada vez que doy un paso. Que soy yo la que guía mi mirada hacia donde quiero que vaya. Que lo que tengo, lo tengo gracias a mi esfuerzo o a mi pasividad ante las cosas. Que lo llenas o lo vacías que encuentre mis manos se debe a aquello que he ido labrando anteriormente...
Sin embargo... pese a todo.. hay veces en las que creo que tengo que rendirme antes las coincidencias. Ante las casualidades. Porque es cuando pasa un tiempo y revisas el camino que has trazado hasta ese punto, cuando te das cuenta de todo.
De que si aquel día no hubieras parado tu paso quizás no te hubieras encontrado en el camino de aquella otra persona.
O que si hubieras corrido un poco más, quizás no hubieras salido del camino de aquel otro. Quizás si hubiera dado la vuelta en algún momento, me hubiera vuelto a encontrar con antiguos caminos que ya conocía.
Quizás si en el momento en que se me apagó la luz no hubiera seguido hacia delante, no hubiera encontrado caminos nuevos que hoy recorro.
Pero es mágico pensar... que si yo escribo esto y tú lo lees, es porque nos hemos encontrado, no? Que pese a todas las veces que tú has detenido tu marcha, cambiado de dirección, tomado un nuevo rumbo... y pese a todas las veces que yo he hecho lo mismo... nuestros dos caminos se han encontrado. Quizás para separarse en cuanto termines de leer esto. Quizás para caminar un trecho más juntos, o para seguir juntos el tiempo que nos queda.